Difícilmente alguien puede creer que la comarca también tenga su propio mar. Es el mar de pinos, uno de los más extensos de Europa, una auténtica maravilla natural, fuente de vida, pulmón purificador y, en otros tiempos, de riqueza con la explotación de la resina y el piñón. Su contemplación ofrece a la vista el goce de una gama mansa de verdes, en mucho semejante a la presencia de un mar en calma, coronado en primavera por la aureola amarilla de los polenes.
Desde Medina del Campo el viajero puede adentrarse en este mar de pinares y puede observar como nos ofrecen su sangre y su vida (resina y piñones); caminando entre estos bosques de Pozal de Gallinas, Moraleja de las Panaderas y Ramiro pudiendo degustar los magníficos dulces elaborados con los piñones, rico manjar que nace en nuestras tierras y espacios naturales.